Fue en los 90, una mañana de Domingo en el parque Rivadavia.
Encontré un viejo sentado bajo el sol calentito de otoño fumando una Peterson.
Impecable: pantalones, sweater, saco gris y gorra de lana; con las palmas de las manos bajo los muslos escuchaba atento a un gordo de bigotes que le leía algo en el diario.
Asentía con la mirada perdida y los dientes clavados en la boquilla mientras el tabaco se consumía en humo de chocolate.
Por aquellos días yo tenía un par de pipas Luigi de batalla y esa Peterson era para mi inalcanzable; una especie de joya de la corona.
Me hubiera gustado entrar en conversación con el hombre y preguntarle por la pipa y por el tabaco pero no me animé.
Preferí imaginarlo como un viejo dragón irlandés de incógnito en Buenos Aires y decidí seguir dando vueltas por los puestos de libros.
Aquel mismo día compré “Sombras Verdes Ballena Blanca” de Ray Bradbury y encontré a mi amigo Andrés dichoso porque el tano Corona, que vendía discos de vinilo, le había conseguido Van Morrison con los Chieftains.
Solo por la noche me di cuenta de la epifanía dominguera; de esa conexión irlandesa entre el viejo, su pipa, la novela de Bradbury y el disco de Van Morrison.
En Youtube busqué algún tema de ese disco y encontré “Star of the County Down”, aparecen varios videos de Van Morrison con esa canción pero me decidí por otra banda: los Orthodox Celts.
Y es que el cantante me recuerda al viejo dragón irlandés aunque, según Wilkipedia, el pibe es serbio.
Como decía Discépolo: “Qué Vachaché”.
No pipe I'll smoke, no horse I'll yoke though with rust my plow
turns brown,Till a smiling bride by my own fireside sits the Star
of the County Down.